APRENDIENDO CON NUESTROS PROFESIONALES

La infancia es una etapa donde la magia del aprendizaje y el descubrimiento sucede.
Los niños y niñas abren sus ojos y todos sus sentidos para explorar el mundo a su alrededor y esto constituye la base para su futuro. El cerebro y el cuerpo de un niño o niña actúan como esponjas, son altamente receptivos y adaptables. Lo que aprenden durante esta etapa tiende a arraigarse de manera profunda. Por esto es clave apostar a la promoción de hábitos saludables desde la infancia.
Los hábitos son aquellas conductas o acciones que solemos realizar de forma automática. Es como una canción pegadiza que no se puede sacar de la cabeza, una vez que se instala se queda. De hecho, gran parte de nuestras acciones diarias las realizamos por hábitos más que por decisiones conscientes. La buena noticia es que, los mismos se forman a través de la educación, las rutinas y la repetición constante.
Es crucial promover hábitos que incluyan una alimentación saludable y sustentable, una vida activa, descanso adecuado, uso responsable de las pantallas, habilidades socioemocionales.
En la construcción de hábitos saludables hay algunos elementos que no pueden faltar: tiempo, dedicación, paciencia, coherencia, límites, ejemplos positivos y adultos comprometidos.
Y si hablamos de alimentación, hay alimentos nutritivos que no pueden faltar como frutas y vegetales, cereales integrales, legumbres, leche, yogur y queso, carnes y huevo, aceites, frutos secos y semillas. El yogur Danonino, forma parte de este grupo,
aportando calcio, vitamina D y proteínas. Además, tiene un sabor y textura que a los más pequeños les encanta y es ideal para formar parte de un desayuno, merienda o colación. Puede incluso servir como alimento ancla o estrategia para favorecer la
aceptación de otros alimentos nutritivos, pero menos consumidos por niños y niñas como frutas frescas, cereales integrales, frutas secas y semillas.
La infancia es una gran oportunidad para la formación de hábitos presentes y futuros: capitalicémosla brindando a los niños y niñas las herramientas necesarias para que se acerquen al bienestar y la salud.

El crecimiento es como un edificio en construcción que necesita de cimientos fuertes para asegurar una estructura sólida y de alta calidad, siendo fundamentales materiales como ladrillos, cemento, arena, por ejemplo. De la misma manera, en el caso del crecimiento y desarrollo de los niños y niñas, estos materiales son los nutrientes que nos aportan los alimentos. Cada grupo de alimentos aporta distintos nutrientes que cumplen diferentes funciones, por eso la clave está en la variedad. Pero, ¿Cuáles son
estas funciones?
– Función energética. Hay alimentos que aportan fundamentalmente energía como los cereales, entre los que encontramos al trigo, avena, cebada, centeno, quínoa, arroz y los productos elaborados con ellos como pan y pastas; legumbres como soja porotos, garbanzos, lentejas, arvejas y también en algunos vegetales feculentos como la papa, batata y choclo. Si los cereales y sus derivados son integrales, tienen el beneficio extra de aportar fibra, nutriente esencial para la salud. También aportan energía el azúcar de mesa, dulces y productos elaborados con ellos, sin embargo, lo recomendado es consumirlos con moderación. Otros alimentos aportan energía a partir de las grasas. Las fuentes de grasas de buena calidad son los aceites, frutos secos y semillas y productos que se elaboren con estos alimentos. Las carnes, quesos y huevos también aportan energía a partir de grasas de origen animal.
– Función estructural. Algunos de los nutrientes que aportan los permiten construir o reparar tejidos, órganos y estructuras como huesos y dientes. También participan en la formación de hormonas, enzimas y anticuerpos que son las defensas de nuestro organismo. Las protagonistas, en este caso, son las proteínas. Ellas actúan como pequeños ladrillitos en la construcción y eso las hace muy importantes para el crecimiento. Hay proteínas que tienen especial valor y los alimentos que las contienen en mayor cantidad son la leche, yogur y quesos, carnes y huevos y legumbres como la soja. Otro nutriente clave que cumple una función estructural es el calcio, un material indispensable para la formación de huesos y dientes.
– Función reguladora. Esta función la presentan alimentos que aportan nutrientes que
regulan las funciones de nuestro cuerpo. Aquí se destacan las frutas y verduras que nos ofrecen gran cantidad y diversidad de vitaminas y minerales, mientras que alimentos como el yogur nos aportan calcio y vitamina D. Así como en la construcción de un edificio de calidad con cimientos fuertes y que funcione de la mejor manera durante muchos años; el crecimiento de los niños y niñas necesita de diversos materiales; variedad y calidad son dos grandes estrategias para acercar a una alimentación saludable que proporcione la energía y los nutrientes que tu hijo necesita para alcanzar su máximo potencial. Y en este camino, Danonino es un aliado, ya que aporta nutrientes como calcio, vitamina D y proteínas. Al incorporar yogur en la dieta de los pequeños, estamos contribuyendo a la construcción de buenos cimientos para su salud futura.

La palabra crianza se relaciona con nutrir, cuidar, alimentar, orientar, instruir; elementos esenciales para la supervivencia y el desarrollo integral desde los primeros años. Si a la palabra crianza le sumamos la palabra saludable, que significa posibilidad de producir salud, estamos ante una crianza basada en el respeto de los derechos de los niños y niñas y con una mirada amorosa y positiva hacia la infancia que promueve su crecimiento y desarrollo y los acerca a la salud integral.
Entre sus pilares se incluyen la empatía, la tolerancia, el fomento de la autonomía y habilidades para enfrentar desacuerdos de manera constructiva, el autoconocimiento ayudando a los niños y niñas a reconocer y valorar sus virtudes y limitaciones, la gestión adecuada de las emociones y sentimientos, la toma de decisiones conscientes y la presencia de límites, basados en el amor y el entendimiento que crean un ambiente de seguridad y comprensión.
Esta forma de crianza se centra en las necesidades de los niños y niñas desde su singularidad sobre las necesidades y mandatos de las personas adultas, hace uso consciente de nuevas y respetuosas formas de abordar los conflictos y retos en la crianza, donde lo esencial es poner en el centro a los niños y niñas.
Una crianza saludable apuesta a que ellos construyan un estilo de vida donde el respeto de su mundo emocional, el cuidado del medio en el que se vive, la vida activa, el correcto descanso, el uso responsable de pantallas y la alimentación jueguen un papel trascendental.
Los niños y las niñas son los verdaderos protagonistas de la crianza saludable y los adultos desde su lugar, cumplen un papel clave en el armado de un escenario para que puedan acercarse a la mejor versión de ellos mismos. Este escenario debe estar basado en el amor, el respeto, la escucha, los ejemplos positivos, límites que cuidan y por supuesto una buena alimentación no puede faltar.